Los inicios de la ciencia moderna en la España del s. XVII

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Hylenna
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Los inicios de la ciencia moderna en la España del s. XVII

Mensaje por Hylenna »

Introducción
En el s. XVII se produce en Europa la llamada “Revolución Científica”. Esta exigía, como condición preliminar, la destrucción del sistema aristotélico, en su doble formulación: astronómica y física. Lo importante es que la destrucción de este sistema sentó las bases del nuevo método físico-matemático, cuyas formulaciones teóricas fueron obra fundamentalmente de Kepler, Descartes y Galileo. Si Kepler con sus estudios dio lugar al cálculo infinitesimal, Descartes es el creador de la geometría analítica, y Galileo el precursor del cálculo de probabilidades.

El despegue de la ciencia española en el s. XVII
España, aunque había sido uno de los principales escenarios del desarrollo de la ciencia en Europa, quedó aislada de las nuevas corrientes a causa de la crisis. Es cierto que la crisis afectó a toda Europa, pero fue particularmente temprana e intensa en España. Aquí quedaron inmovilizados aquellos campos en los que las novedades suponían un peligro para el orden tradicional, entre ellos la ciencia.
En las dos décadas finales del s. XVII se produjo una ruptura con el saber tradicional. Los científicos de entonces, conocidos con el apelativo de novatores, se lanzaron a la asimilación sistemática de la ciencia moderna. A ellos debemos los datos, las técnicas de la nueva ciencia, los fundamentos metódicos de la misma, la idea de progreso y la denuncia del atraso científico español.
Los más importantes investigadores de la ciencia coinciden en señalar el año de 1687 como el del inicio de la renovación científica en España. Lo cierto es que a partir de esos años se desarrolla una etapa con unas características muy particulares que la separan tanto del Barroco como de la Ilustración. Naturalmente dicha renovación va unida a un cambio político-económico que tuvo lugar en los años finales del Seiscientos, considerados por recientes investigaciones como la antesala de la España borbónica.

Principales instituciones científicas
A lo largo del s. XVII las instituciones científicas existentes fueron languideciendo. No olvidemos que Felipe II se había dejado llevar, al final de la centuria anterior, por el endurecimiento doctrinal y político propio de la época post-tridentina. Desde las universidades también fue decayendo la enseñanza científica, especialmente en las universidades castellanas de Salamanca, Alcalá y Valladolid. Sin embargo en la Corona de Aragón el panorama fue algo diferente. Así, las universidades de Barcelona, Valencia y Zaragoza mantuvieron un cierto nivel, sobre todo en la enseñanza de disciplinas como la medicina y la botánica, gracias a la instalación de buenos anfiteatros anatómicos y a la labor de algunos profesores. El Colegio Imperial de San Isidro, fundado en 1625 por Felipe IV y puesto bajo la tutela de los jesuitas, fue la única institución docente de relieve fundada en la España del s. XVII.
Ya en el último tercio de la centuria los novatores llevaron a cabo su labor agrupados en tertulias, y casi siempre bajo la protección y el mecenazgo de nobles y clérigos, de mentalidad claramente pre-ilustrada. Estas tertulias no eran nuevas, sin embargo hasta entonces habían sido casi exclusivamente de carácter literario y artístico; la novedad es que muchas de ellas se convirtieron en tertulias científicas.
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Re: Los inicios de la ciencia moderna en la España del s. XV

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Medicina, química y biología
Pasando al campo concreto de la medicina, química y saberes biológicos, al comienzo de la centuria la actividad científica española en estos campos se redujo a una mera prolongación de la renacentista. Además dicha actividad se desarrollaba de espaldas a Europa; prueba de ello es que en el campo de la medicina se adoptó una actitud crítica ante la obra del médico alemán Paracelso.
A mediados de la centuria empezaron ya a difundirse novedades aisladas en los esquemas tradicionales. Los historiadores de la ciencia coinciden en señalar el discurso político y físico de Juan Bautista Juanini editado en 1674 como el primer texto relativo a dichas disciplinas con un carácter renovador. Con él se inició un movimiento que cristalizaría a fines del Seiscientos.
En el campo concreto de la medicina dicho movimiento se tradujo en dos grupos: el grupo renovador de Zaragoza y el grupo valenciano.
En la renovación de la medicina tuvo enorme importancia la adquisición de conocimientos mediante viajes, relaciones epistolares y sobre todo mediante el contacto con la realidad a través fundamentalmente de las autopsias practicadas en los anfiteatros anatómicos. En este ambiente renovador valenciano destacan los novatores Crisóstomo Martínez y Juan de Cabriada. Este último, joven médico valenciano, publicó en 1687 un libro cuyo título comenzaba así: “Carta filosófica médico-química”, considerada por muchos como el auténtico manifiesto de la renovación médica en España, y con ella de los saberes químicos y biológicos.
La reacción de los tradicionalistas contra la obra de Cabriada no se hizo esperar y estalló en la década final del s. XVII. Durante dos años aparecieron multitud de folletos anónimos que degeneraron en un mero cruce de insultos personales. Sin embargo no todos los tradicionalistas se mostraron tan intransigentes; por ello, y en hoor a la verdad, hay que reconocer que algunos tradicionalistas moderados participaron junto con los novatores en los avances médicos de finales del s. XVII, y lo hicieron desde el eclecticismo, es decir, combinando los esquemas clásicos con los modernos.
Pasando ya al campo de la química, conviene distinguir dos periodos perfectamente delimitados: el alquimista y el hiatroquímico. En el periodo alquimista los químicos investigaban la naturaleza con el fin de encontrar la piedra filosofal y el elixir universal. El periodo hiatroquímico se inició en el s. XVI con Paracelso, sin que por ello desaparecieran los alquimistas. Los nuevos objetivos consisten en la búsqueda de nuevos productos, mediante operaciones químicas, para combatir las enfermedades. Sin duda médicos y farmacéuticos se convirtieron en los grandes químicos de la época. En general todos los médicos del s. XVII continuaron utilizando los remedios tradicionales; sin embargo aparecen ahora nuevos elementos curativos como la quina y el antimonio.

Farmacia
Tras hablar de la medicina y la química del s. XVII, no podemos omitir otra ciencia, la Farmacia, tan íntimamente relacionada con las anteriores. España, que es superior a las demás naciones en conocimientos farmacológicos en las centurias anteriores al Seiscientos, no continuó en este movimiento ascendente que nos hubiera colocado a una altura insospechada. No es que hubiera una paralización en su progreso, pero sí es cierto que se retardó en algunos aspectos. Sin embargo, justo es reconocer que es precisamente en el s. XVII cuando se le reconocen a la Farmacia sus merecimientos científicos, ya que se colocó en el mismo plano que la medicina, considerada hasta entones superior a ella.

Biología
En cuanto a los saberes biológicos, tuvieron un desarrollo especial en el campo de la botánica a lo largo de la centuria. Sin duda, Bernardo de Cienfuegos fue el botánico más importante. Su obra “Historia de las plantas” fue de gran interés no solo para los botánicos y para los historiadores de la ciencia en general, sino también para los propios médicos. Con Cienfuegos se abre paso en España, antes de que lo utilizara Linneo, el concepto de sexualidad de las plantas. A través de su obra, Cienfuegos se queja del estado de abandono en que se encontraba el Jardín Botánico fundado por Felipe II en Aranjuez. No hay que olvidar que se trataba del primer jardín con una finalidad científica que se establecía en Europa, junto con los de Padua y Pisa.

Matemáticas, Física y Astronomía
Según los más importantes historiadores de la ciencia, en el campo de las matemáticas, física y astronomía no hubo un autentico movimiento novator que emprendiera la lucha contra los principios tradicionales, y ello por dos motivos. Por una parte, la teoría heliocéntrica estaba prohibida oficialmente; por otra parte, la nueva física tenía que enfrentarse con la aristotélica. Así pues, al no ser posibles las críticas radicales, predominó sobre todo el eclecticismo.
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Re: Los inicios de la ciencia moderna en la España del s. XV

Mensaje por Hylenna »

Repercusiones en la sociedad española
Hay un punto de extraordinario interés en este tema sobre los inicios de la ciencia moderna en España. Se trata de la relación entre esta renovación científica que se produce a fines del s. XVII y la sociedad española del momento. En este sentido conviene recordar que en el s. XVII se produce precisamente la época dorada de la literatura y de las artes plásticas. Si establecemos una comparación entre arte y ciencia nos encontramos con que el arte es el resultado de una individualidad poderosa, es decir, el artista puede producir una obra personal e independiente de todas las demás. Sin embargo el científico está obligado a ser una continuidad, ya que debe considerar los descubrimientos ajenos como propios y continuarlos donde los dejó su antecesor; pero además para el científico es imprescindible la colaboración social.
La sociedad española del Seiscientos no era aun consciente de que debía las comodidades de su vida a esos hombres absurdos que, a costa de enormes sacrificios, eran capaces de descubrir las leyes que rigen la naturaleza para que, basados en sus datos, los técnicos fueran capaces de construir instrumentos y artefactos en beneficio de la Humanidad.

Resistencia a las novedades científicas: el papel de la Inquisición
Como hemos visto a lo largo de esta exposición, en el s. XVII había en España dos campos delimitados dentro de la ciencia: el de la medicina, química y biología y el de las matemáticas, física y astronomía. La mayor parte de los españoles que cultivaba la ciencia se repartía entre ambos campos.
Es importante señalar que la sociedad española opuso un tipo de resistencia diferente a la renovación en uno y otro campo. Las novedades médicas, químicas y biológicas se encontraron con una auténtica barrera formada por instituciones anquilosadas y por personas formadas en el escolasticismo más desfasado. Sin embargo no fueron perseguidos por instituciones como la Inquisición, y cuando lo hizo fue por sus orígenes judíos o moriscos, pero no por sus actividades. Las novedades matemáticas, físicas y astronómicas, en cambio, se encontraron con otro tipo de barrera. En este sentido tenemos que tener en cuenta que la teoría heliocéntrica estaba prohibida desde instancias oficiales, y dicha prohibición se mantuvo hasta fechas claramente ilustradas. Los novatores no pudieron por ello defender abiertamente el heliocentrismo, porque se exponían a ser perseguidos por la Inquisición.
Respecto a la labor inquisitorial llevada a cabo frente a la renovación científica, en el terreno de la astrología fue donde se desarrollaron los mayores conflictos entre censores y científicos. Unos conflictos que se saldaron, la mayor parte de los casos, con la imposición de los criterios inquisitoriales y el silencio de los astrólogos. En este sentido conviene tener en cuenta varios factores. La Inquisición impedía la llegada de obras científicas extranjeras, mientras en Europa se desarrollaba la llamada Revolución Científica. La Inquisición coaccionaba la propia producción interna y no solo porque retirara una obra o suprimiera determinadas líneas; hay que tener en cuenta que contribuía a crear en el lector desconfianza ante autores incluidos en el Índice y temor a que determinadas lecturas entrañaran una actitud pecaminosa.
Son muchas las críticas que se han vertido sobre las repercusiones que la labor inquisitorial tuvo sobre la producción científica española. Una de ellas, ya clásica, es la recogida en el artículo “Espagne” de la Encyclopédie Methodique, cuyo autor se expresa así:
“El español tiene actitud para las ciencias; existen muchos libros, y sin embargo quizá sea la nación más ignorante de Europa. ¿Qué se puede esperar de un pueblo que necesita permiso de un fraile para leer y pensar? Toda obra extranjera es detenida, se le hace un proceso y se la juzga. Son un miserable franciscano o un bárbaro domino quienes deben permitir a un hombre de letras tener genio”
La máquina inquisitorial entró en una progresiva decadencia en la segunda mitad de la centuria. Naturalmente podemos considerar este dato como muy positivo respecto a la labor desarrollada a fines de la centuria por el grupo de novatores. Sin embargo debemos tener en cuenta que la época de máxima actividad de la censura había coincidido con el periodo de gestación de la revolución científica europea. No podemos achacar toda la culpa de la ausencia de dicha revolución en España a la Inquisición, pero desde luego tuvo parte de culpa de que aquí no germinaran suficientemente las nuevas ideas.

La influencia europea
La mayoría de los científicos españoles no tuvieron relación directa con Europa, tan solo algunos contactos con los Países Bajos y los territorios italianos. Por ejemplo la ciencia italiana pesó unánimemente en favor de la modernidad. Algunos científicos, como el caso de Juanini, participaron activamente en el movimiento renovador español. Francia en cambio desempeñó un papel ambivalente en el proceso de renovación científica: por una parte la universidad de París fue el apoyo de los tradicionalistas más intransigentes; sin embargo la Académie des Sciences influyó en algunos novatores residentes de Paris durante algún tiempo, como el caso del microscopista Crisóstomo Martínez.
Así pues las noticias de Europa solían llegar indirectamente o a través de publicaciones, por lo que había bastante incomunicación intelectual entre España y Europa. Como prueba, este fragmento de la obra de Juan de Cabriada “ Solo mi deseo es que se adelante el conocimiento de la verdad; que sacudamos el yugo de la servidumbre antigua para poder con libertad elegir lo mejor; que abramos los ojos para poder ver las amenas y deliciosas provincias que los escritores modernos, nuevos Colones y Pizarros, han descubierto por medio de sus experimentos, así en el macro como en el microcosmos; y que sepamos que hay otro nuevo mundo, esto es, otra medicina más que la galénica y otras firmísimas hipótesis sobre las que poder filosofar. Que es lastimosa y aun vergonzosa cosa que, como si fuéramos indios, hayamos de ser los últimos en percibir las noticias y luces públicas que ya están esparcidas por toda Europa”.
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Eme
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Re: Los inicios de la ciencia moderna en la España del s. XV

Mensaje por Eme »

Muchas gracias Jefa :smt023 :D
"Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar." Marquesa de Sevigné.
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Yaiza
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Re: Los inicios de la ciencia moderna en la España del s. XV

Mensaje por Yaiza »

Muchas gracias.
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
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