La Figura del Secretario en el siglo XVI

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Eme
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La Figura del Secretario en el siglo XVI

Mensaje por Eme »

LA FIGURA DEL SECRETARIO EN EL SIGLO XVI
JUSTINA RODRIGUEZ GARCÍA

1. INTRODUCCIÓN. EL RÉGIMEN POLISINODIAL

Antes de aludir al papel del Secretario en el siglo XVI conviene aludir al régimen de gobierno del momento, es decir, al régimen polisinodial, a través de sínodos y consejos. Sus orígenes se remontan a las curias medievales, que con el paso del tiempo van evolucionando hasta llegar a conformar los dos consejos territoriales por excelencia: el de Castilla y el de Aragón.


•Los Reyes Católicos reorganizaron este modelo administrativo asignando un importante cometido al Consejo de Castilla y creando otros nuevos.
•En el reinado de Carlos V se incorporan algunos tan importantes como los de Estado, Indias, y Hacienda. Se reforman otros ellos ya existentes.
Felipe II añadirá los Consejos de Italia, Flandes y Portugal para atender las necesidades de esos territorios. La sede permanente de esos consejos era la corte, la de Madrid desde 1561 a excepción del de Navarra que residía en Pamplona.

Estos órganos eran de carácter consultivo y asesor, quedando en manos del monarca las decisiones últimas aunque alguno como el Consejo de Castilla ejerciera como Tribunal Supremo de Justicia.

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La figura del secretario y muy en especial la del secretario de estado era clave para la buena marcha de todo este entramado administrativo. Jose Antonio Escudero, en su obra Los Secretarios de Estado y de Despacho, analiza de forma exhaustiva y muy documentada la importancia y complejidad del cargo de Secretario. Con todas sus variantes, y destaca las personalidades más importantes que ostentaron esos cargos.

¿En qué consistían las dos variantes más importantes? Eran el Secretario Real y el Secretario de Estado

2. EL SECRETARIO REAL

El cargo de Secretario Real, cuyo distintivo básico era el trabajo junto al rey a modo de secretario personal, se remonta a tiempos medievales, siendo entonces su cometido asesorar al monarca junto con el consejo real. Se perfila así pues ya en sus comienzos como un oficio de pura confianza que con el paso del tiempo se va a institucionalizando y adquiriendo un mayor protagonismo.

Sus competencias no estaban muy definidas en los primeros tiempos que se irán perfilando paulatinamente hasta concretarse en dos funciones fundamentales; el trabajo junto al rey y el papel mediador en el despacho de los negocios entre el monarca y los consejos, lo que dio lugar a dos tipos de secretarios: el personal del monarca y el secretario de los consejos.

Los secretarios reales no tenían, por lo común, ninguna vinculación con los consejos y si relacionaban con ellos era una faceta accesoria de su actividad principal. Algunos ejercieron gran influencia sobre su soberano gozando de su confianza y amistad. Los más destacados trabajaron a las órdenes de Felipe II, el rey burócrata por excelencia. Entre ellos merecen ser recordados Francisco de Eraso y Martín de Gaztelu, que ya anteriormente habían sido secretarios del Emperador, y sobre todo Mateo Vázquez, que permaneció dieciocho años ininterrumpidos junto al rey.

3. EL SECRETARIO DE ESTADO

A partir de Carlos V, que creó el Consejo de Estado, alcanzaron un gran protagonismo los secretarios de esta institución, los llamados secretarios de estado, el puesto más prestigioso del oficio. Por lo común lo desempeñaron los secretarios personales del rey que habían obtenido su confianza tras varios años de ejercicio. Un ejemplo que es Francisco de los Cobos, secretario real de Carlos V, que gracias al desempeño de esta labor llegó a obtener el favor y la amistad del emperador que le nombró en 1529, secretario de estado. Con Gonzalo Pérez, Antonio Pérez y Gabriel de Zayas, en tiempos de Felipe II, también se dio esta misma circunstancia.

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Francisco de Los Cobos
El Consejo de Estado, cuya función principal era ocuparse de la política exterior, lo presidía el monarca aunque no solía asistir a las sesiones.

•En consecuencia correspondía al secretario representarle en sus ausencias, lo que propició el prestigio social y político que llegó a tener el secretario de estado.
•Su tarea no se limitaba a refrendar cartas, cédulas, u otros despachos que el rey debía firmar sino que los estudiaba detenidamente añadiendo opiniones y anotaciones personales.
•Una vez examinados los documentos el rey escribía el margen si estaba o no de acuerdo con las sugerencias del secretario.

Hay que tener presente para entender mejor la importante labor de estos funcionarios que los asuntos que se trataban el Consejo de Estado y también en el de guerra eran, en su mayoría, cuestiones de alta política con toda la carga de responsabilidad que ello suponía.

4. PROCEDENCIA SOCIAL Y CUALIDADES DE LOS SECRETARIOS

La mayor parte de los secretarios solían ser de extracción social media y solían proceder de la baja nobleza. Carlos V había aconsejado su hijo que evitará ofrecer los puestos más relevantes de la administración, a excepción de embajadas o virreinatos, a personajes destacados del estamento nobiliario.

También hubo algún secretario de estado de humilde origen como Francisco de los Cobos, que no era más que un burócrata formado con Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, sin embargo se hizo imprescindible al emperador por sus conocimientos de los asuntos de estado y llegó a reunir una gran fortuna.

También hay que destacar la presencia entre los secretarios de personajes pertenecientes al estamento eclesiástico, circunstancia que garantizaba una buena preparación intelectual, conocimiento de la lengua latina y formación religiosa, todo ello muy adecuado al perfil requerido para el ejercicio de esta profesión.

Era muy habitual la vinculación del oficio a determinadas familias siendo frecuente que varios miembros de una misma estirpe llegaron a ocupar el cargo. A veces pasaba de Padres a hijos, los cuales adquirían su formación dentro del propio ámbito familiar. Esto se explica, en muy buena parte, por el privilegio que ponía para la formación del futuro funcionario real el estar en contacto directo con el manejo de los papeles y aprender la práctica y conocimiento del oficio en un ambiente tan propicio para ello.

Felipe II afirmaba que no era suficiente secretario sino el que se había criado en los papeles, teniendo las secretarías por seminario. Este fue el caso por ejemplo de los Idiáquez, los Eraso y los Pérez.

Así pues, no fue sólo el interés de las familias por monopolizar el cargo lo que determinó el arraigo de esta costumbre sino también el que estos profesionales, formados con acreditados burócratas, fueran para los reyes una garantía de eficacia. Además de esa circunstancia, para la promoción burocrática era muy importante tener apoyos y patrocinios en las altas esferas así como haberse formado en los colegios mayores que gozaban de poder y prestigio.

Los secretarios, por lo general, eran juristas procedentes de las universidades castellanas. Su formación era importante el conocimiento de lenguas, especialmente del latín. Otros habían llegado a adquirir una destacada cultura humanística como fue el caso de Alonso de Idiáquez, que se relacionó estrechamente con Luis Vives, o de Gonzalo Pérez que practicó el mecenazgo artístico y tradujo La Odisea.

Las cualidades deseables para el ejercicio del cargo eran: gran capacidad de trabajo, buen conocimiento del oficio y honradez. Felipe II que indicaba a su secretario de estado, Gonzalo Pérez, que no aceptará dinero o regalos de ningún ministro o pretendiente en corte, ni pidiera favores que obligará nuevo a la correspondencia.

Dado su compromiso con el rey los secretarios debían mantenerse al margen de los avatares políticos palaciegos, sin embargo, algunos terminaron participando en ello al decantarse por una de las facciones que disputaban los favores. Para Fernando Bouza, parece evidente que los secretarios no fueron siempre fieles servidores de los objetivos reales, llegando en algunos casos a encabezar su propia facción cortesana.

5. PRINCIPALES FORMAS DE DESPACHO EN EL SIGLO XVI

Podía ser de dos tipos:

•el llamado despacho a boca, basado en el intercambio oral en presencia del monarca
•Y el despacho escrito, en el que ni los particulares de los consejos trataba directamente con el rey sino que se relacionaban a través de memoriales o consultas escritas, siendo éste el mismo sistema empleado para la respuesta real.

Con los Austrias Mayores, la consulta escrita fue la forma más común, alcanzando su apogeo en el reinado de Felipe II, cuya meticulosidad en el despacho de papeles llegó a dificultar la buena marcha del complicado aparato burocrático. La generalización del documento escrito como forma de despacho del monarca fue consecuencia de la propia estructura territorial de la monarquía hispánica, pues este sistema podía paliar la no presencia del soberano en los distintos reinos.

Por otra parte, la negociación por escrito permitía imponer un orden en esa complejidad de asuntos a tratar y tenerlos a la mano para su posible consulta. Esta costumbre impuso la necesidad de crear archivos para poder almacenar toda la documentación que iba generando, concretamente el famoso Archivo de Simancas, fue fundado por Carlos V para cumplir este cometido.

El despacho a boca lo utilizaron Carlos V y Felipe II para relacionarse con sus secretarios personales o con otros secretarios encargados de otros asuntos varios, lo que propició el acercamiento de éstos al monarca para llegar a obtener el favor real o, en muchos casos, su amistad. También era bastante común emplear el despacho verbal con los secretarios de estado y de guerra.

Sin embargo, los secretarios de los demás consejos se vieron obligados a relacionarse con el monarca mediante documentos escritos, dada su función de intermediarios entre éste y el consejo. El documento más característico era la Consulta, en donde se recogía el dictamen o parecer de un consejo sobre determinados asuntos tras las deliberaciones de sus miembros. El Consejo actuaba como órgano colegiado lo que requería la votación de los consejeros previa a la redacción del documento. Una vez redactado el parece del consejo, a veces podían ser varios los puntos de vista y el secretario presentaba la Consulta al rey que anotaba la respuesta al margen del propio documento.

Los últimos años del reinado de Felipe II comenzó a perfilarse la figura del privado a través de personajes como Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, o el cardenal Espinosa. Sin embargo la privanza no llegará a consolidarse hasta la siguiente centuria con la aparición del régimen de validos, encabezado por el duque de Lerma. Este sistema de gobierno supondrá un duro golpe para los secretarios reales, que pasarán a un segundo plano tanto en su función administrativa como en el orden político.
"Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar." Marquesa de Sevigné.
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Yaiza
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Re: La Figura del Secretario en el siglo XVI

Mensaje por Yaiza »

De nuevo, gracias...
Por encima de la torpeza y cobardía generales, aparece un ideal agrupador de regiones antagónicas y de clases en pugna, un ideal que extrae su fuerza del mutuo instinto de conservación y es el intelectual - no el poeta de ojos tristes
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marducki
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Re: La Figura del Secretario en el siglo XVI

Mensaje por marducki »

jopeta, si es que lo poneis mú mono :smt007
Elemental querido Watson...
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