Los climas del interior peninsular

[Eme]

Los climas del interior peninsular

Tomás Franco Aliaga y Julio López Davalillo. Programa de Radio UNED
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Los Climas del interior peninsular se caracterizan por estar más o menos alejados de la influencia atlántica. En el primer caso, es decir, si están más alejados de esa influencia, estaremos dentro en un clima continental o extremo, y en el caso contrario, en el que esa influencia sea más patente, estaremos en el caso de un clima suave o atenuado. Hablamos de climas en plural porque hay muchos más factores que nos permiten hacer nuevas clasificaciones.

En primer lugar hay que delimitar geográficamente las áreas de España en las que se dan estos climas. Si la Cornisa Cantábrica y Galicia entran en lo que se denomina clima oceánico húmedo, si la costa mediterránea del Ampurdán hasta Almería entran en lo que se llama clima mediterráneo típico y costero y la costa occidental andaluza desde los llanos de Almería hasta el Golfo de Cádiz, entra en lo que se llama clima mediterráneo oceánico o subtropical, nos queda todo el interior peninsular, excepción hecha de los climas de montaña, que tiene su especificidad. Así podemos distinguir cuatros zonas de lo que en algunos libros se llama clima continental, en otros manuales clima mediterráneo continentalizado. Estas cuatro regiones se corresponden con cuatro grandes áreas de relieve:

- Submeseta Norte
- Submeseta Sur
- Valle del Ebro
- Valle del Guadalquivir

Estas cuatro grandes áreas de relieve se ven afectadas por los denominados climas de interior, que dentro de la clasificación climática de Koppen, basada en un juego de letras, tienen el denominador de pertenecer al grupo C, que son aquellos que se denominan climas templados, templados húmedos o climas mesotérmicos. La siguiente letra, que se refiere a las precipitaciones, es la s minúscula, que se refiere a la existencia de una estación seca, generalmente estival, y en este caso acusada, y el mes en el que más llueve, lo hace menos de 30 mm., precisamente en la estación más seca. Y la tercera letra de la clasificación de Koppen hace referencia a las temperaturas. Y aquí sí que se introduce un factor o matiz en estas cuatro áreas, porque si bien la clasificación de Cs es común a las cuatro, hay un matiz que afecta a la Submeseta Norte.

La Submeseta Norte se sitúa por encima de los 800 metros de altura, totalmente rodeada de relieves montañosos, lo que acentúa la continentalidad. No obstante la cercanía de algunas regiones de la Submeseta Norte al mar, el estar circundada por relieves montañosas, hace que el efecto del mar sea escaso. De ahí que su tercera letra sea la b, porque el mes más cálido no sobrepasa los 22 ºC. Puede ser la excepción Zamora (22,1ºC).

Respecto al Valle del Ebro, que se corresponde grosso modo con Lérida Aragón, La Rioja y parte de Navarra, sobre todo la meridional, desde la Sierra del Perdón hacia el sur. Sus características climáticas son una continentalidad acusada, más acusada cuando más al centro de la cuenca nos situamos. Estamos hablando de una sequía muy acusada, unas situaciones, sobre todo en verano a granizadas y pedriscos, precisamente por la temperatura recalentada en superficie; si en altura una masa de aire frío se encuentra con estas masas recalentadasde la superficie terrestre, se producen las típicas granizadas de verano, cuando los rutos están a puntod e ser recogido.

La tercera área correspondería a la Submeseta Sur. Nos referimos a la zona de Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid. Aunque comparte unas condiciones muy similares a la Submeseta Norte, al situarse más al sur y al estar sólo a 600 metros de altura, tenemos otro tipo de clima. La tercera letra de la clasificación es la a, ya que en el mes más cálido pasamos de los 22 grados (en muchos casos en dos o tres grados). La distribución de las precipitaciones es bastante irregular en el sentido que regiones como Extremadura, más próximas la oceáno Atlántico y sin grandes relieves que contrasten las advecciones del Atlántico, y tenemos una pluviometria que supera en 150 mm. A otras regiones de la Submeseta Sur, como La Mancha o los Llanos de Albacete.

La cuarta unidad de relieve afectada por el clima continentalizado o clima de interior, es el Valle del Guadalquivir, que abarca toda Andalucía salvo las zonas costeras, que presentan un clima mediterráneo u oceánico subtropical, y las zonas de montaña, sobre todo los macizos de la Cordilleras Béticas. En este caso tenemos un clima Csa y con temperaturas veraniegas más acusadas de las que se dan en la Submeseta Norte y la Submeseta Sur, al estar más al sur, respecto a la circulación general, el verano es cuando el Anticiclón de las Azores y el anticiclón sahariano se enseñorea del tercio más península. La zona de más alores se da en Écija, conocida como la sartén de Andalucía aunque bien podría conocerse como la sartén de España.

Las precipitaciones de los climas de interior tienen en común su escasez, especialmente en verano, aunque conviene hacer unas precisiones. Ya sabemos que cuando más al occidente se ubica un observatorio las precipitaciones suelen ser de carácter invernal o de otoño-invierno (Extremadura, con un segundo otoñal y , Andalucía, en este caso con un segundo primaveral). En Andalucía se suele sembrar en otoño esperando las lluvias invernales para que germinen las semillas.

No obstante los casos anteriores se dan casos extremos de continentalidad que escapan a los climas Csa. Es el caso de algunos puntos muy concretos de la Submeseta Norte (ciertos puntos de Zamora, hacia el centro, entre Zamora y Toro), en el Valle del Ebro (centro, como Caspe, Alcubierre, Pina de Ebro) en la Submeseta Sur Los Llanos de Albacete, una zona muy alejada de la zona marina y con temperaturas relativamente alta. Estamos hablando de los climas que están en el límite de los Csa y pasan a los Bsk. Según la clasificación de Koppen estamos hablando de climas secos (precipitaciones en torno a los 300 l/m2). Estamos hablando de climas subdesérticos o estepáricos. Tenemos calores veraniegos y rigores invernales.

En algunas zonas la distribución de las precipitaciones presentan grandes variaciones, como por ejemplo en el valle del Ebro. Esta zona es muy grande debido a la longitud del río y evidentemente no se puede simplificar. Por ejemplo la zona más occidenta, l al Golfo de Vizcaya, las precipitaciones son predominantemente primaverales, y cuando vamos bajando hacia el Mediterráneo se vuelven predominantemente otoñales.

También ocurre esto en la Submeseta Norte. Cuando las advecciones atlánticas consiguen atravesar Galicia y los Montes de León y toda la barrera del macizo Galaico Duriense suelen descargar sus aguas en primavera y cuando vamos más hacia Burgos las descargas principales suelen ser en otoño con picos secundarios en primavera.

Lo mismo ocurre en la Submeseta sur, de ahí que si vemos el observatorio de Badajoz, con precipitaciones importantes en diciembre-enero, una bajada y un pico importante en abril. Sin embargo en el caso de Albacete las precipitaciones son señaladamente otoñales e invernales.

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